LA GRAN REUNIÓN AMERICANA Y LAS LOGIAS LAUTARINAS

Edgar Perramón Q.



En 1798, a los 48 años, Miranda funda la Gran Reunión Americana, una logia para la organización ideológica y política de la lucha emancipadora. Inglaterra estaba gobernada por el Rey Jorge III y el esquivo y frío Primer Ministro William Pitt, forjador de las coaliciones en contra de Francia.


En su casa de Grafton Street N º 27, que Miranda adquirió en 1802 -ahora N º 58 Grafton Way, en el barrio de Bloomsbury, en Londres-, estuvo la primera representación diplomática de América en Europa, la vanguardia de la revolución continental, el lugar donde Bello inició el estudio del griego y de los clásicos del Derecho Internacional y donde, con Luis López Méndez (1), se reclutaron los legionarios europeos que vinieron a la independencia de América. 1798 es, también, el año en que Miranda crea el nombre de Colombia.


Por su casa –”el punto fijo para la independencia y libertades del continente colombiano” como él mismo la llamaba– pasaron, frente a los bustos de Sócrates, Homero y Apolo, situados en su sala principal, los apóstoles de la Revolución Americana, los mismos que lucharon por dar voz y dignidad a sus pueblos.


Miranda era el combatiente en tres continentes, el primero que habla en nombre de América, que luchó en la revolución de Estados Unidos, donde vivió año y medio, que recorrió cuatro años Europa (1785-1788), que visitó las Logias de Oslo (Noruega), Gotemburgo (Suecia) y Amberes (Bélgica) 1/, que se ve con Catalina II de Rusia (febrero, 1787), que participó en la Revolución Francesa, en cuyo país vivió seis años, y que forjó y animó a casi todos los próceres latinoamericanos que combatían por la independencia. 1/ Miranda, o.c. III, 60, 81, 86 y 335